Allá, entre los primeros apóstoles del blues, entre los que difundieron sus actos y sus palabras está el tótem por antonomasia: Robert Johnson, el cual en su arcano escribió e inscribió la pieza que sintetizó en unas cuantas imágenes la impotencia por hacerse querer; de ofrendar los sentimientos sin ambages, sin condiciones, para que a la postre ni siquiera se sopesen y sea la espalda la única respuesta.
Ese tema canónico lleva por título “Love in Vain” (Amor en vano). No podía ser otro. La circunstancia de gustar de alguien, atraerlo, hacer que se enamore de uno y retenerlo, es un arte cuyos elementos componentes son por demás inestables. Por lo mismo un misterio, por lo mismo el ansia de desentrañarlo algo inherente al ser humano.