La historia dice que sí. Casi siete décadas de tal cultura sirven un festín de muestras para tal análisis. Hay ejemplos del fallecimiento de tales músicos para cada momento y algunos para ocasiones que no sabíamos que existieran.
¿De entre los atavíos del género rockero —las drogas, el alcohol, las mujeres fatales, las obsesiones de los fans, la vida de las giras, los traslados, el estrés — es de manera inherente el acto mismo de ser uno de sus intérpretes destacados, de sus divulgadores más escuchados, de sus representantes más conspicuos, algo mortal o peligroso? ¿O será que las personas elegidas por el rock de antemano poseen una línea de vida debilitada y estén destinadas a una muerte prematura sin importar los avatares?
La historia dice que sí. Casi siete décadas de tal cultura sirven un festín de muestras para tal análisis. Hay ejemplos del fallecimiento de tales músicos para cada momento y algunos para ocasiones que no sabíamos que existieran.