A partir de los años sesenta del siglo XX surgió una corriente a la que con el tiempo se denominó Southern rock o rock sureño. Un fenómeno musical que retomaba los aires rivereños y pantaneros y que curiosamente tuvo como instigadores a grupos procedentes de fuera de la zona, misma de cuyas esencias e imaginería emanaban las raíces para un nuevo brote.
El camino quedó abierto así y por él empezaron a transitar agrupaciones locales, que al rock primigenio lo mezclaban con el country, el folk o el soul, y cuyos compositores, cantantes y guitarristas le dieron a la influencia de esta música y su entorno, una dimensión mayor, mítica, como la del río de la cual emanaba: el Mississippi.