“Existe en la formación cultural de las niñas un ideal de forma de ser que se aprende a través de los medios masivos hegemónicos y de la industria del entretenimiento infantil que proporciona un modelo rígido y limitado: el de la “princesa” de cuentos de hadas, donde las mujeres juegan roles pasivos, se les enseña a ser frágiles, a cuidar su apariencia pues se entiende que sobre cómo se ven serán valoradas por la sociedad. Se les enseña a que su único objetivo de vida es encontrar o ser encontradas por un “príncipe” que las librará de la soledad y resolverá todos sus problemas”.