Enfundado en sus libros desde Naked Lunch manifestaba su rebeldía contra un sistema opresivo que presagiaba el auge del totalitarismo, estallidos de violencia urbana, la fractura del establishment y del lenguaje. A todo ello lo nutrió con el experimento yonqui y con la anarquía interzonas. Las bases de su lucha estaban en el ansia de transformación y en el fluir de una conciencia eminentemente epicúrea, retrofuturista, discordante y tóxica.