Un grupo que lo acaparaba todo: las portadas de las revistas, los llenos de auditorios y estadios y era cabeza principal de todos los festivales internacionales de su momento. Una historia de éxito, sin lugar a dudas, que necesitaba un receso, abrir las ventanas, distraerse en otros proyectos, para luego retornar recargados y extra vitaminados. Escuchar el reciente Let’s Rock es oír el latido vital de la libertad y la excitación de un género que desde hace casi siete décadas es un disparador contra la uniformidad cotidiana.