Más bien emana de un temperamento, de una actitud personalísima organizada para desarticular el sistema de asociaciones habituales que unen los actos y las emociones a sus estímulos. "Evadirnos de la fealdad cotidiana por la puerta de lo absurdo: he aquí el mejor empleo de nuestra facultad creadora", escribió. El absurdo que con humor se burla de la rigidez de la lógica, acompañado en forma constante por la poesía.