En la obra de los artistas experimetadores chinos hay el eco de la esperanza en mayores desarrollos estéticos, con visiones novedosas, que marquen las diferencias con lo que se escucha fuera de ahí. Su persistencia, tanto como sobrevivencia en un ámbito hostil, es una prueba de que más allá de países y comités, de gobiernos y sistemas políticos, al hombre que sonoriza lo mueve siempre el interés por el otro, aunque les pese a los nacionalismos ortodoxos.