181. Nicolás Paganini. El agudo sonido del violín es como un esmeril que se filtra de inmediato, a la velocidad de la luz, hacia regiones muy profundas de nuestra sensibilidad; literalmente cimbra las emociones atrincheradas y acendradas en las entrañas. Imposible oponer resistencia. Su sonido es como un inmaculado rayo acústico que despierta y orienta en el acto reflejos extraviados en las penumbras de nuestro ser. Alexandre Dubach interpreta con notable excelencia a Paganini.