Sin pretenciones y suavemente, o de forma sencilla y con despliegues de ligera distorsión (con su lo-fi), el dúo de Betty Cosentino y Bobb Bruno nos cuenta historias tristes o de inquieta ensoñación, de finales ambivalentes, hablándonos de euforias y soledades; del silencio en ambientes soleados, de actitudes y sentimientos que aún no son familiares y que a los eternos adolescentes los mantienen pasmados ante ellos.