Hasta que llegó su momento de emerger, de soltar el freno a lo oculto, de exponer a sus criaturas más desarrolladas. La luz pública se escandalizó y horrorizó con ellas cuando aparecieron. Los demonios del ocaso, con sus historias de perversiones autodestructivas, sexuales, mundanas, nebulosas, espesas, de cruda existencial y adictiva, irrumpieron en la superficie con su espejo negro, aterciopelado, con narraciones fascinantes y cantos helados, con música estridente y demoledora. Perfecta para escuchar las pesadillas de la realidad.