Para éstos últimos esa visión forma parte de la construcción del corazón y de la razón humanas. Como en Leonard Cohen, por ejemplo, del que en esta ocasión presento su pieza emblemática “Hallelujah!”. Por otro lado, aparece la muestra alegre y festiva gracias a la fuerza ejemplar de las músicas empleadas por la Brian Setzer Orchestra. Asimismo, la nostalgia por las navidades infantiles y su significado toman carta de naturalización con la suntuosa Diana Krall. Quien se quede inerme ante todo este sonido debería mostrar por lo menos el acta de defunción como excusa. Felicidades.