Cuando la pasión se vuelve agresión
(
) cuando no hablamos, no contestamos, no escribimos o no actuamos, también comunicamos algo. A veces fue el padre, otras veces la madre quien se quedó callado o callada en un pleito (
); luego copiamos ese modo de actuar con nuestra propia pareja. En toda relación hay manejos de poder: algunos explícitos, otros implícitos. El silencio frente al otro es un manejo de poder implícito y encubierto, y casi vuelve loco al receptor, mientras que quien lo ejerce queda como un santo.