Tal vez “gracias” es una palabra que no conoces por que nunca la oiste en tu entorno social o familiar, por eso no la puedes invocar.
La manera en que conceptualizas el agradecimiento o la gratitud tiene mucho que ver con la manera en que aprendiste – o no – a utlizar esa palabra o sus sinónimos.
Te sugiero que hagas una alcancia – de esas que hacias en la primaria, con la caja redonda de cartón – donde venía la avena que por cierto, gracias a ella creciste; luego en esa alcancía le metes 30 pensamientos o frases que te gustaría escuchar en agradecimiento a tu forma de dar.
Ya que lo hayas hecho, las revuelves y lees una al día en la mañana o en la noche. Nadie tiene esas treinta razones que tu escribiste, o a lo mejor algunas, pero no creo que las vayas a escuchar jamás… (pausa) … si bien te va, sólo el diez por ciento de ellas, o sea, tres “gracias” recibiras y quién sabe en cuanto tiempo.
No te doy recetas porque no sé qué ingredientes tienes pero piénsale si quieres agradecer o seguir esperando a que te agradezcan.
Fíjate, hasta puedes agradecer que recibes para dar y reapartir.
Y digo yo, agradece ¿no?.