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Por qué compramos placer sexual

A comienzos de los años noventa, la feminista británica Sheila Jeffreys emigró a Australia, donde pudo constatar el crecimiento del comercio sexual a nivel global. Producto de sus observaciones nació el libro La industria de la vagina en el que sostiene las siguientes tesis: La adquisición de cuerpos femeninos para fines de comercio sexual ha dejado de ser una forma de abuso a las mujeres, ilegal, ejercida a pequeña escala y socialmente despreciada para convertirse en una industria en extremo rentable, tolerada en países donde es ilegal. La globalización de la industria del sexo implica que los cuerpos ya no están confinados a los límites de la nación. El tráfico, el turismo sexual y el negocio de las esposas que se compran por correo han asegurado que la severa desigualdad de las mujeres pueda ser transferida más allá de las fronteras nacionales de manera tal que las mujeres de los países pobres puedan ser compradas con fines sexuales por hombres de los países ricos.