Las figuras que van delante de nosotros son cuerpos que pertenecen al mundo, a la idealización fomentada por los sentidos. Su aparición en cualquier straat, crucero, bulevar, camino, puente, jardín, parque…es una recompensa que cuenta con la facultad de proyectarla más allá del instante artificioso (en dicho aparato se solaza y se sueña). Son festines que hacen la felicidad de un sencillo ciclista urbano todos los días.