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Zaz. La voz francesa de hoy.

“Lo primero que hay que saber de mí es que siempre he cantado”

“Lo primero que hay que saber de mí es que siempre he cantado”. Esta es una de las frases que utiliza la cantante y compositora Zaz para presentarse. Sin embargo, también es clarificador comenzar desde el principio cualquier historia, como la de ella en este caso. El verdadero nombre de esta joven gala es Isabelle Geoffroy. Nació el 1 de mayo de 1980 en Tours, Francia. Su madre era una profesora de español y su padre trabajaba en una compañía eléctrica.

A los cuatro años de edad cuentan que sentenció: “Cuando sea grande seré cantante” y parece que esa frase, dicha con toda la determinación infantil, se ha cumplido. A los cinco ingresó junto con sus hermanos en el Conservatorio de su ciudad natal y allí estudió violín, piano, solfeo, guitarra y canto coral hasta los once. Entonces la familia trasladó su domicilio a Burdeos.

A los 15 inició sus andanzas académicas más especializadas en el canto, cuya asiduidad combinó con los deportes y con el estudio del kung-fu en específico del que se hizo profesional. Quienes la conocieron por entonces, dicen que en esa época era muy disciplinada a pesar de ser una adolescente.

A partir de los 20 años las cosas empezaron a ir muy deprisa para ella. Consiguió una beca para estudiar en el Centro de Información de Actividades Musicales de Burdeos, donde el canto se lo tomó más en serio. En su solicitud de inscripción escribió que entre sus influencias musicales estaban ‘Las Cuatro Estaciones’ de Vivaldi, cantantes de jazz como Ella Fitzgerald, Bobby McFerrin y Richard Bona, así como los ritmos africanos, latinos y cubanos.

En el 2001 se hizo integrante de un grupo especializado en blues llamado Fifty Fingers. Luego formó parte de un quinteto de jazz (Angoulême) y después se marchó de gira con una orquesta vasca de nombre Izar-Adatz (que en vasco significa “Estrella Fugaz”), compuesta por dieciseis personas, cuatro de ellas cantantes, que interpretaba todo tipo de éxitos en las fiestas de pueblos y pequeñas ciudades de la zona media de los Pirineos, como Bayona o Carcasona.

Ahí la gente le pedía canciones de Whitney Houston o Beyoncé y ella los complacía. El trabajo era duro y el salario no muy alto pero le sirvió para hacerce de tablas y madurar. También formó parte de un grupo de rap, cantó con unos chilenos en Casablanca, Marruecos, y se ha ido de gira a Egipto y actuado en unas minas de sal en Colombia.

Zaz ha trabajado como corista para grabaciones de estudio en Toulouse y colaborado con muchos cantantes como Maeso, Art Mengo y Serge Guerao.

Igualmente, ha sido la ganadora de concursos artísticos en Francia (la tercera edición del Génération Réservoir) y ha contestado anuncios de ocasión en los periódicos que le han cambiado la vida. El primero, uno del grupo de variedades Don Diego que buscaba cantante. Ahí acudió ella y se convirtió en Zaz, su seudónimo, al firmar con una Z sus colaboraciones en dicho grupo.

Con ellos exploró repertorios africanos, árabes y andaluces, brasileños y latinos en general. En el repertorio de la cantante también estuvieron temas de jazz y de blues, así como grandes hits de la chanson française pertenecientes a Jaques Brel, Charles Aznavour o Serge Gainsbourg.

A mediados de la primera década del siglo XXI Zaz decidió irse a vivir a París y comenzó a actuar, junto a sus amigos, Germain y Mister T, en pequeños locales, piano-bares y en las calles de Montmartre, animando a los miles de turistas que acudían a diario a visitar, por ejemplo, el Sacré Coeur o la Plaza del Teatro.

En 2007 contestó otro anuncio de ocasión. Éste buscaba una nueva voz, grave, con toques jazzísticos y un poco rota. Quien puso el anuncio fue Kerredine Soltani, quien tras escucharla se convirtió en el productor de su primer disco, homónimo; ZAZ.

El álbum salió a la venta en Francia el 10 de mayo de 2010 y enseguida se situó al frente de los más vendidos. Permaneció así durante semanas y consiguió discos de oro, e incluso de platino. Muchas de las canciones del álbum fueron compuestas por la propia Zaz pero también contó con varias colaboraciones.

Entre las canciones que recogió el primer trabajo discográfico de Zaz está la versión de un tema de Edith Piaf, “Dans ma rue” (En mi calle), que habla de una prostituta de la colina de Montmartre. De esta manera la joven artista rinde homenaje al gran tótem de la canción francesa, que también comenzó en la calle, y cuyos temas Zaz ha interpretado en multitud de ocasiones en los pequeños locales y en sus actuaciones callejeras. Hoy es la nueva voz de Francia.