366. Unplugged. Historia sin Romance

La moda Unplugged se inició como una idea de producción "vanguardista", de élite (para continuar como vulgaridad en las siguientes décadas).
La moda Unplugged se inició como una idea de producción "vanguardista", de élite (para continuar como vulgaridad en las siguientes décadas).
El músico galo Hector Zazou, artista avant-garde y de la experimentación tanto de la música como del performance y del video, además de partícipe del mayo francés del 68, reflexionó profundamente en uno de sus libros sobre la estética sonora de dicho año.
Miles Davis viajó a París para tocar como solista invitado durante unas semanas. Fue en el curso de este viaje cuando conoció al cineasta francés Louis Malle. Éste le dijo que admiraba su música y que le gustaría que escribiera el soundtrack de su nueva película, Ascensor al Cadalso (o al Infierno, según el programador en español).
La moda Unplugged se inició como una idea de producción "vanguardista", de élite (para continuar como vulgaridad en las siguientes décadas).
En cierto momento, sentado en aquella barra, a William Bell se le prendió el foco con una idea: “Oye, ¿Y si escribimos una canción con ese tema, el del eterno perdedor que le achaca su mala suerte al hecho de haber nacido bajo el signo equivocado; sobre esas personas de fracasos tan comunes con las cosas de la vida que al final de cuentas desprenden cierta magia.
Después de haber visto esa muestra con “Las Pinturas Negras” sales del Museo del Prado impresionado por lo visto y evocado, por la profundidad y visión de un tipo como aquél, Francisco de Goya. Y te alejas pensando en la importancia para el arte que un cuadro como “Saturno devorando a su hijo” ha llegado a tener, por todas las cuestiones que desata y no sólo plásticas; y en que esas escenas tan inhumanas ahora se repiten por todas partes.
Con la publicación de Mexico City Blues, Jack Kerouac se sentía, según escribió después en la nota introductoria del libro, "un poeta jazzístico que interpretaba un largo blues en una jam session de domingo por la noche".
En julio de 1955, con 25 dólares en el bolsillo—producto de un regalo—, Jack Kerouac volvió a la capital de México. Al número 210 de la calle Orizaba. Ahí encontró una atmósfera alucinada y creativa. Ocupó el pequeño cobertizo de adobe de la azotea y bajaba a hacerle compañía a Bill Garver, un viejo amigo drogadicto de Burroughs.
Nuestro personaje, un atribulado y veterano rockero, viajó con la memoria hasta aquellos años en que alcanzó el pináculo y estaba a punto de entrar en la mejor etapa artística de su carrera, cuando desarrollaría todas sus capacidades y crearía canciones importantes, junto a sus compañeros de grupo. Otros tiempos.
La pasión que el jazz inspira en Clint Eastwood ha moldeado su vida y obra. No influye sólo en la musicalización de sus películas, sino también en su estilo de dirección. “Todo mundo tiene alguna influencia. Para mí ha sido el jazz”, ha declarado el cineasta.
Es posible que el de LCD Soundsystem haya sido uno de los adioses mejor plasmados hasta ese momento (2011, tras Last Waltz por supuesto), afirmación ratificada por un muy celebrado documental del mismo y un postrer álbum testimonial.
La relación del pintor Piet Mondrian con el entorno hay que buscarla en la fascinación que el artista sintió por los sincopados ritmos del jazz. Efectivamente, sus dos últimos cuadros antes de morir tuvieron referencias directas al género musical: “Boogie-Woogie” y “Victory Boogie-Woogie”.
La influencia de Hermann Hesse en la cultura contemporánea es amplia y mantiene su estatus icónico. Demian, Siddhartha, El lobo estepario, por ejemplo, son títulos que han fungido de faro para iluminar adolescencias y juventudes, caminos y objetivos estéticos, así como de estandartes para outsiders y espíritus marginales.
A comienzos de 1954, Bill Haley dejó el sello Essex por el más importante Decca Records de Nueva York. El 12 de abril, en su primera sesión para su nueva disquera, él y sus Cometas grabaron "Rock Around the Clock". Este tema se trató de su más grande éxito y una de las canciones más importantes de la historia del género. Inicialmente la pieza fue un éxito modesto (incluso antes había sido interpretada por otro grupo).
El poder de convocatoria de Auster era patente. Ya tenía fans como novelista, como poeta, como ensayista, como guionista y director cinematográfico. Las mujeres más hermosas del mundo estaban ahí, aguardándolo.
En el quinteto Buffalo Springfield había tres excelentes guitarristas, vocalistas y autores y un soporte rítmico moldeable, dinámico y preciso. Richie Furay era la voz principal pero las figuras eran Stephen Stills y Neil Young. Desenvueltos en escena, de voces templadas y grandes creadores de canciones.
Por la casa del reverendo Franklin en Detroit, un predicador turbulento, gran orador y seguidor de Luther King, circuló la intelectualidad negra (del arte y la política) para intercambiar ideas. Lo hicieron, además, enriquecidos por la música góspel del coro de la iglesia de dicho reverendo. Ahí destacaba sobremanera la voz de una de sus hijas: Aretha, nacida en 1942, en Memphis.
Estos instrumentistas finlandeses de formación clásica, conocidos en el mundo como Apocalyptica, tienen el don de sondear los misterios de esas pequeñas notas en suspenso sobre el papel que ansían la liberación hacia la obra tántrica del sonido universal del acero.
En el ambiente alucinado del San Francisco de 1967 surgió la comuna urbana como forma alternativa de coexistencia: en sus casas victorianas vivían en comunidad los músicos de los grupos del nuevo rock, los artistas plásticos, los luchadores sociales, los desarraigados: ahí se ensayaba, trabajaba, dialogaba y se daba oportunidad a otros de hacerlo.