Un programa de Sergio Monsalvo C.
Equipo de Producción: Pita Cortés
Hugo Enrique Sánchez
Roberto Hernández C.
Escucha aquí el Mixtape de la serie:
Visita la web oficial de Babel XXI, haz clic en la imagen:
Hay un afán obsesivo que aúna a los rocanroleros que dejan de serlo con los que siempre han estado en contra del rock: darlo por muerto, una y otra vez, como al mundo. Todos éstos además de renegar de tal música la quieren enterrar.
Nnenna Freelon pertenece a esa nueva generación de mujeres afroamericanas que tuvo en la primera dama estadounidense a su representante más visible. Son mujeres elegantes, distinguidas y, sobre todo, educadas, cultas y con un interés real y profundo por el bienestar social de la comunidad.
A los primeros productores de Del Shannon lo que los atrajo fue su canto (con un timbre de voz y falsete inconfundibles) y su estilo compositivo. Decidieron grabarlo. De tal manera apareció el tema “Runaway”, que lo daría a conocer en toda la Unión Americana y en el resto del mundo.
La historia de un grupo como Metronomy no comenzó a fines del siglo XX como lo puede indicar cualquier monografía sobre él. No. Su esencia, su origen ontológico es otro, uno que evoca tiempos idos y, antes que nada, la primigenia idea de la exclusividad para los momentos recreativos, como el privilegio de disfrutar de un ocaso, por ejemplo.
El pintor neoyorquino Roy Lichtenstein, a mediados de los años sesenta, pasó de la perspectiva de las mujeres como extensiones del mobiliario doméstico a las que había representado en sus cuadros, al de seres que sentían, pensaban y creaban su imagen moderna.
El rock, como música y prioritariamente como cultura, siempre ha buscado la oportunidad y también el motivo para manifestar su selección de influencias. En el caso de los ingleses, éstos han sentido --desde los años sesenta del siglo XX-- especial apego a todo lo indio y árabe por la misma causa por la cual los rocanroleros estadounidenses se sienten ligados a la música negra.
Las innovaciones técnicas y el aprovechamiento de los procesos mecánicos son características del siglo XX, manifiestas en todas las artes reproductivas, del grabado a la serigrafía, del cartel y el comic a la publicidad y a la fotografía.
Para hablar del J-Rock, como hoy se le denomina al género surgido por aquellas praderas del Sol Naciente, hay que remontarse a los años 50 del siglo XX cuando comenzaron las influencias occidentales llegadas de La Unión Americana con el rockabilly al frente, primordialmente.
El fuerte del compositor Cole Porter radicaba en las canciones individuales, perturbadoras y glamurosas con ritmos frágiles y animados, la mayoría de las veces con textos de doble sentido que las volvían controversiales y siempre dispuestas a escandalizar a la recatada audiencia burguesa.
Las imágenes de Anton Corbijn, tanto fijas como en movimiento creadas a lo largo de casi cuatro décadas --de Art of Noise a Tom Waits en decenas de videos o fotos-- y que incluyen dos largometrajes laureados: Control (biopic de Ian Curtis) y The American (con George Clooney), le han conferido el título de “Maestro del arte oscuro” en tres diferentes medios que se caracterizan, además, por sus miles de oficiantes en competencia.
Bruce Iglauer es el arquetipo del hombre apasionado del blues y al mismo tiempo del hombre hecho a sí mismo, al estilo de la Unión Americana. Creó la compañía Alligator Records, en 1971, con el único fin de darse el placer de producir un solo álbum, el de su artista preferido del South Side (el ghetto negro) de Chicago: Hound Dog Taylor & The House Rockers.
Hace más de 25 años Sergio Monsalvo publicó el libro La canción del inmigrante (Tinta Negra Editores As de Corazones Rotos, 1989). En éste, buscó abarcar parte de la historia de los México-estadounidenses (chicanos), de su cultura y del rock surgido de la raza de aquellos lares, desde los antecedentes más remotos (Aztlán, en el origen) hasta llegar al grupo que ha retratado social y musicalmente --del huapango y otros estilos tradicionales al rock duro y viceversa-- la forma más pura del ser chicano: Los Lobos.
The Traveling Wilburys hicieron canciones de amor entre el deseo y la frustración, citas de sí mismos presentadas con cierta sonrisa y todo tipo de juegos con la guitarra. Muchos son los puntos destacados de sus discos ricos en material (¡rock & roll de raíces!).
La onda póetica expansiva iniciada por Charles Baudelaire y continuada por A.R. Ammons, tiene en el grupo Garbage a su soundtrack más representativo de los tiempos que vivimos: un sumidero en la acumulación de restos y desperdicios de toda índole, en donde la vida se ha visto degradada por el perverso devenir del mundo.
Las prácticas con la remezcla del jazz electrónico han creado un desdoblamiento musical constante, el cual permite una reescritura permanente en tal sentido, interminable y polifónica. De esta forma los territorios de Billie Holiday y los nuevos productores se diferencian y se asemejan en una imaginería que se despliega con una producción rica, intrincada y elástica.
Billie Holiday nació hace 100 años, el 7 de abril de 1915, y continúa siendo el punto de referencia cuando se trata del canto en el jazz. El romance, la melancolía, la desesperación: “Lady Day” (su sobrenombre) supo abarcar como nadie más toda la escala de los sentimientos humanos.
Este es el perfil de un dios que fue único y diferente dentro de la escena del rock. Se forjó a sí mismo; vivió en los vértices del triángulo geográfico fundamental del género (Nueva York, Luisiana, California); creó un sonido particular; una coreografía para sus presentaciones, cuya estética prevalece hasta nuestros días en diversos ámbitos de la cultura popular.
Debido a la explosión del rock británico durante la década de los sesenta, las producciones de las regiones anglosajonas (incluyendo la estadounidense, por supuesto) produjeron un gran eco e hicieron más ruido que lo ejecutado en otras partes del planeta, como en Francia, por ejemplo.
No hay mayor equivocación con respecto a un artista grande que darlo por conocido o por entendido. Hasta ahora yo creía, no sin suficiencia, que a Bob Dylan lo tenía de esa manera. Ahora que lo he revisitado con motivo del medio siglo de la aparición de Highway 61, he descubierto nuevos ángulos para escuchar sus canciones, sobre todo en lo que respecta a “Like a Rolling Stone”.
En la temática del rock el crimen de género ha sido un asunto recurrente en su ficción lírica. Sin embargo, de facto, tal homicidio cometido por parte de rockeros (incluyendo a los del heavy metal más extremo) ha sido muy escaso y con muestras muy señaladas, como salvedades: el de Nancy Spungen a manos de Sid Vicious, el de Lana Clarkson por Phil Spector, y el de Marie Trintignant por Bertrand Cantat, entre los más destacados.