La población indígena en México enfrenta una mutación social: la pérdida de su identidad. Discriminación, pobreza, desigualdad, inseguridad, violencia y muerte; todas estas adversidades han expulsado a hombres y mujeres indígenas de sus comunidades y solamente les queda una opción: migrar. Esta decisión afecta inevitablemente sus costumbres y tradiciones, incluso, propicia la desaparición de sus lenguas originarias. A este proceso de cambio de vida los investigadores lo han llamado mutación social, un cambio que deja a las nuevas generaciones sin identidad.