Las grandes reservas de biodiversidad y de recursos naturales se localizan dentro de los territorios indígenas. Esto no es casual, obedece a que su forma entender el tiempo y el espacio, de producir sus alimentos, entender los ciclos naturales y así escoger las fechas importantes, y en general concebir su propia existencia y al universo mismo, son procesos que están íntimanmente relacionados con la naturaleza. Veámoslo con claridad: son los guardianes de la tierra y de la vida.
El llamado que aquí hacemos es a aprender la forma de los pueblos originarios de mirar con respeto y sabiduría a la naturaleza, para detener –todos- la depredación insaciable de los dueños del capital y el poder, o nos morimos -todos. Se nos acaba ya el tiempo para hacerlo, señalan los científicos.
Hoy presentamos en voz Ángel Aristarco, joven poeta y traductor perteneciente al pueblo de los Mend té, zapotecos de la Sierra Sur de Oaxaca, una expresión refrescante de esta cultura milenaria que nos señala un camino de vida posible frente la devastación del yori y del caxlán, que no cesa.
En el año 2020 fueron asesinados en México, 30 defensores de la tierra y el medio ambiente, informa el recuento realizado por la organización Global Witness, Testigos Globales. Sí, la mayoría de ellos pertenecientes a los pueblos originarios, que son quienes han sabido conservar sus entornos. Esto nos da una medida de la intensidad de las agresiones sufridas por los pueblos y comunidades, para despojarlos. Las acciones para castigar estos crímenes son mínimas, existe un clima de impunidad. Los gobiernos son quienes han otorgado las consesiones para la explotación de los recursos naturales y con ello, propiciado el despojo. La impunidad, lo sabemos, multiplica el crimen, la violación de la ley y de los derechos humanos.
El obtener ganancias a costa de lo que sea nos ha traído a una grave crisis y deterioro ambiental. Son muchas las voces de alerta señalando que estamos rebasando un límite después del cual ya no habrá marcha atrás y nada ni nadie podrá remediarlo.
Hemos escuchado hoy a Ángel Aristarco, joven zapoteco originario de Santo Domingo de Morelos, Sierra del Sur del Estado de Oaxaca, hablante de la lengua di'stè, misma que se habla en los Loxicha. Sirva nuestro oficio de comunicadores para contribuir en algo a frenar esta calamidad, este desastre.
¡Que llueva la palabra clara y profunda de los pueblos para seguir nutriendo este diálogo con la naturaleza!
Raíz y Razón... con reportajes e investigación de Gabriela Aguilar-Gutiérrez. Una serie producida por Ricardo Montejano del Valle.
