Atención Emocional Ante Desastres Naturales
El escritor Haruki Murakami evocó con estas palabras el gran terremoto japones de 2011: “fue de tal magnitud que el día se acortó en 1.8 millonésimas de segundo. Si el terremoto causó enormes daños, el posterior tsunami dejó un rastro terrible. En algunas zonas, alcanzó los treinta y nueve metros de altura. Treinta y nueve metros quiere decir que es imposible salvarse aunque uno se encuentre en el noveno piso de un edificio normal.
“La mayoría de los supervivientes perdieron a sus familiares y amigos, sus casas y sus pertenencias, es decir, todo aquello que conformaba la base de la vida. Algunos pueblos quedaron completamente arrasados. Mucha gente perdió incluso las ganas de vivir”.