En 1956, cuando se publicó El arte de amar, su autor, Erich Fromm, aseguraba que “dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado”; y agregaba: “En una cultura en la que prevalece la orientación mercantil (…), no hay en realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas humanas sigan el mismo esquema de intercambio que gobierna el mercado de bienes y de trabajo”.
Cuando los niños actúan con un resentimiento que supera todo límite y muestran un desprecio absoluto frente a la vida, su actitud es un claro ejemplo de que la sociedad se ha corrompido al máximo.