La esencia fundamental del rock, su savia, es la intuición. Y a ella se remitió para cambiar las cosas, para innovarlas. La era Beatle había llegado a su fin y en este sentido hubo varias clases de innovación: algunas consistieron en cambiar de respuesta (o sea: evolución) y, otras, que llevaron a cambiar de pregunta (o sea: una revolución).
Desde 1972 han pasado 50 años (¡medio siglo!). Al comenzar los años setenta grupos y solistas como éstos (Rolling Stones, Lou Reed, Neil Young, David Bowie, Deep Purple) grabaron cosas trascendentes, produciendo con ello la mejor materia prima del momento.
Tras su aparente tinglado de novela negra, En el nombre de la rosa, está también su incuestionable condición de tratado filosófico y la de libro clásico que admite un sinnúmero de lecturas posibles.
El estigma del Too much, Too Young, se cumplió sin menoscabo alguno en la persona de Gene Vincent, uno de los jóvenes creadores del rock and roll primigenio.
En el fondo lo que Steve Coleman busca es un encuentro verdadero y profundo intercultural. El resultado indiscutible fue el disco The Sign and the Seal (1996) (cuyo título hace alusión al libro de un periodista inglés sobre el destino del Arca de la Alianza), disco magistral cuyo subtítulo debe tomarse al pie de la letra.
La lista completa de los grupos para los que el icono (artístico) llamado Velvet Underground ha sido referencial a lo largo de la historia del género rockero, desde los años sesenta (sobre todo su primer álbum, The Velvet Underground & Nico), sería inabarcable e infinita, puesto que con el paso del tiempo se siguen agregando nombres tanto de bandas como de solistas, así como tributos a su obra.
Entonces llegó 1922 y Ludwig Wittgenstein, en su Tractatus lógico-philosophicus, dio en el clavo al protestar contra la arrogancia de sus colegas, filósofos y científicos, cuando repudiaban el “lenguaje ordinario”, denunciando en ese rechazo igualmente la ilusión de un “lenguaje extraordinario”, porque no tenemos más lenguaje que el ordinario, no hay una alternativa al lenguaje más allá de él, y sería sólo en sus márgenes en donde brillarían las demostraciones, los ritmos y las armonías.
Estamos ante un par de obras ejemplares. Primero Help! donde ya no hay tanto pop beat, a pesar del golpe grandioso de éste en la canción “Help” que abre el disco, en cambio hay más folk-rock, rockabilly, rock barroco, country and western y composiciones en clave intimista, entre las que destaca sobremanera “Yesterday”, quizá la canción beatle más versionada de todos los tiempos, y para muchos críticos y músicos la mejor balada de la historia del pop.
Punk Jazz es una completa antología que cuenta en detalle la verdadera revolución detonada por el enfoque de avanzada de Jaco Pastorius en las 4 cuerdas. Dicho álbum cubre casi todo el trabajo de Pastorius desde sus trabajos como solista, su etapa con Weather Report, selecciones de sesiones como solista, director de orquesta y la Jaco Pastorius Big Band.
Jimmy Reed fue uno de los grandes pilares del sonido Chicago en el blues. El propio título del disco tributo que Ron Wood le dedica, Mr.Luck, proporciona básicamente el leit motiv que argumenta tal antología.
Para hablar del grupo de The Buzzcocks, se tiene que hacerlo necesariamente sobre el punk británico, desde sus orígenes sociales míseros y crudos hasta la concientización y sofisticación intelectual con respecto a su entorno.
Kunta --el personaje protagonista del libro Raíces--, nacido en Gambia en 1750, crece inmerso en la dignidad típica del "Buen Salvaje". De hecho, hay poco que lo diferencie de Oroonoko de Aphra Behn, con la excepción de que la suya es una dignidad primaria con alma.
A Hard Day’s Nigh (La Noche de un día difícil, de 1964) es la magnífica continuación del grupo (en cuanto a lo discográfico, al igual que sería la innovación en lo cinematográfico), pero ahora sólo con temas propios de Lennon-McCartney. La inmediatez, la energía y la inocencia siguen intactas.