Las familias disfuncionales producen lazos de codependencia. En ambientes familiares llenos de estrés debido a la violencia; la adicción a sustancias; las enfermedades emocionales de sus miembros, éstos se mantienen hipervigilantes de su entorno para defenderse de algún peligro real o imaginario y pierden todo contacto consigo mismos y sus necesidades.
El uso de las redes sociales, especialmente entre los jóvenes, está generando un nuevo lenguaje que no tiene en cuenta la gramática ni las reglas ortográficas. Entre los cambios que se observan está la omisión de letras, la falta de vocales y la sustitución de unas consonantes por otras. En el lenguaje electrónico, “abrazo” se escribe abacho; “besos” y “dónde” han perdido sus vocales; “qué” se representa con la letra ka; en las palabras “cambio”, “cámara” y “conozco”, la ce se convierte en ka, mientras que “todos” se escribe t, o y el número dos.
A comienzos de los años noventa, la feminista británica Sheila Jeffreys emigró a Australia, donde pudo constatar el crecimiento del comercio sexual a nivel global. Producto de sus observaciones nació el libro La industria de la vagina en el que sostiene las siguientes tesis: La adquisición de cuerpos femeninos para fines de comercio sexual ha dejado de ser una forma de abuso a las mujeres, ilegal, ejercida a pequeña escala y socialmente despreciada para convertirse en una industria en extremo rentable, tolerada en países donde es ilegal. La globalización de la industria del sexo implica que los cuerpos ya no están confinados a los límites de la nación. El tráfico, el turismo sexual y el negocio de las esposas que se compran por correo han asegurado que la severa desigualdad de las mujeres pueda ser transferida más allá de las fronteras nacionales de manera tal que las mujeres de los países pobres puedan ser compradas con fines sexuales por hombres de los países ricos.
Nuestra primera vértebra cervical, llamada Atlas, se encuentra justo debajo del cráneo y tiene gran importancia para nuestra salud y equilibrio emocional. El Atlas soporta y distribuye hacia el resto del esqueleto el peso de la cabeza que en una persona adulta es, en promedio, de 6 kilogramos. A través del Atlas se abren paso los nervios del cráneo, las arterias y la médula espinal. En la mayor parte de nosotros el Atlas está desalineado, con repercusiones que van de la desviación de columna, pasando por las tensiones y dolores musculares, a un flujo de información limitado entre la cabeza y el cuerpo.
El intestino y el cerebro se desarrollan en la misma parte del embrión humano. En el tracto gastrointestinal se alojan millones de terminaciones nerviosas. En nuestro sistema digestivo se produce casi la totalidad de la serotonina y la mitad de la dopamina de nuestro cuerpo. Ambos neurotransmisores influyen en nuestros estados de ánimo. Existe, pues, una estrechísima relación entre nuestra salud intestinal y la emocional.
Los Tratamiento de Reproducción Asistida dejan al descubierto un complejo entramado de emociones. En una primera fase las parejas infértiles deben asumir la perspectiva de una vida sin hijos. El diagnóstico de infertilidad provoca toda una oleada de emociones: desde la negación del problema hasta el desarrollo de sentimientos de culpa, rabia y/o vergüenza. Las parejas que optan por la Reproducción Asistida (sea a través de una inseminación artificial o de un proceso de fecundación in vitro), deberían saber que la tensión se elevará al máximo, pues los tratamientos suelen ser emocional y físicamente desgastantes.