1205 - Vanguardia
Las vanguardias abarcan la literatura, sí, pero también otras artes, como la pintura, con el cubismo a lo Picasso, o la música dodecafónica y atonal que practica, entre otros, Igor Stravinsky.
Las vanguardias abarcan la literatura, sí, pero también otras artes, como la pintura, con el cubismo a lo Picasso, o la música dodecafónica y atonal que practica, entre otros, Igor Stravinsky.
La palabra hermanos proviene del latín germanus. Un germanu es un hermano y su raíz proviene de genus, que es género, y de gignere, que es engendrar. Así, germanu es un brote, un retoño. De ahí tenemos una palabra como germen, en el sentido de inicio.
La Real Academia de la Lengua define Exlibris como: “Etiqueta o sello grabado que se estampa en el reverso de la tapa de los libros, en la cual consta el nombre del dueño o el de la biblioteca a que pertenece el libro”.
Las vanguardias abarcan la literatura, sí, pero también otras artes, como la pintura, con el cubismo a lo Picasso, o la música dodecafónica y atonal que practica, entre otros, Igor Stravinsky.
La Real Academia Española, define fracaso como el “malogro o resultado adverso de una empresa o negocio; también como un suceso lastimoso, inapropiado y funesto; asimismo como la caída o ruina de algo con estrépito y rompimiento; y como algo que sucede sin haber pensado en ello, o sin esperarlo”.
Ya Shakespeare, a principios del siglo XVII usaba la palabra dólar. Su personaje Dromio de Efeso, en La comedia de los errores, afirma en un diálogo: “Haría enojar a un hombre como un dólar por ser tan comprado y vendido”.
“La palabra ‘caso’ viene del latín casus (que significa suerte, chance, casualidad, accidente). De ahí tenemos también la palabra “Casual”, que es lo relativo a algo que ocurre sin que se pueda prevenir o evitar”.
El casus significaba en latín caer, precipitarse.
La memoria, se lee en el diccionario, es la “capacidad de recordar”. También: “la imagen o conjunto de imágenes de hechos o situaciones pasados que quedan en la mente”.
Un cartucho es una “carga de pólvora y municiones, o de pólvora sola, correspondiente a cada tiro de algún arma de fuego, envuelta en plástico o encerrada en un tubo metálico”. Es la bala antes de dispararse o la bomba antes de ser soltada y explotar.
En nuestra miscelánea de temas, hablaremos del porqué llamamos a los colores de tal o cuál forma, cuál es el origen del vocablo rojo, amarillo o negro.
Un cerrajero sabe de cerrojos y cerraduras. Tal vez las fabrique o no, pero lo cierto es que sabe desarmarlas, abrirlas. Es un oficio abracadabra...
“El erotismo es un enriquecimiento del acto sexual y de todo lo que lo rodea gracias a la cultura, gracias a la forma estética. Lo erótico consiste en dotar al acto sexual de un decorado, de una teatralidad para, sin escamotear el placer y el sexo, añadirle una dimensión artística”.
Cifra se refiere al signo gráfico simple que expresa un número en un sistema de numeración; puede combinarse con otros para representar una cantidad.
El vapor es agua en la fase gaseosa, que se forma cuando el agua hierve o se evapora.
El voyerismo se define como “un trastorno mental en el que el individuo siente placer de observar, muchas veces a escondidas, a personas desnudas, que exhiben sus genitales, o que están realizando alguna actividad sexual”.
La abducción es un "supuesto secuestro de seres humanos, llevado a cabo por criaturas extraterrestres, con objeto de someterlos a experimentos diversos en el interior de sus naves espaciales".
Un pozo ha sido definido como un “hoyo profundo que se hace en tierra, especialmente para sacar agua procedente de manantiales subterráneos”.
La palabra almuerzo proviene del latín admordium, y almorzar de admordiare. A su vez, estos términos provienen de amordere, en el sentido de morder algo.
El canibalismo, es el acto de comer carne de prójimo, carne humana. Por hambre o por gusto, la humanidad se ha devorado a sí misma.
En una miscelánea, en teoría, se encuentra de todo. Todo se mezcla ahí, como lo indica su etimología que proviene del latín miscere, que significa mezclar.
Amparo Dávila escribe sobre lo femenino para decirlo, para ponerlo a descubierto y legitimarlo; se aleja del barroquismo sentimentaloide que busca solidaridad en la lágrima fácil del drama acrecentado, para ofrecernos su propio mecanismo de sumisión a la verdadera literatura.