Era 1942 cuando Leonora Carrington llegó a México donde estableció su residencia definitiva. En el círculo de surrealistas avecindados en nuestro país como resultado del exilio: entre ellos, Kati y José Horna, Remedios Varo y Benjamín Perét, encontró, además de amistad, eco a sus inquietudes intelectuales. En 1993, en una entrevista para el periódico El País, declaró: “"El surrealismo no era un movimiento político. Fueron los nazis quienes comenzaron a perseguirnos. Mi trasiego por España, Portugal, Estados Unidos y después México es consecuencia de ello. No es que fueran expresamente por mí, pero sí contra el grupo al que pertenecía”.