El gusto hipermoderno.
Horario de transmisión: Todos los martes a las 18:00 hrs. por el 1060 de AM, Radio Educación ,
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La Musique de Paris Derniére. La música del París nocturno es una idea estética que implica las famosas tres “c”: causa, conocimiento y compromiso, es decir la exposición (en su variedad de acepciones). La urbe: París, una que no necesita de presentaciones puesto que la historia y la imaginería lo han hecho sobremanera.
Entre los días 26 y 31 de agosto de 1970 se dieron cita en la Isla de Wight: Jimi Hendrix, The Doors, Bob Dylan, Moody Blues, Joan Baez, Sly & The Family Stone, Ten Years After, Jethro Tull, Miles Davis y Emerson, Lake & Palmer, entre otros.
Los hacedores europeos se pusieron a trabajar de forma intensa en las últimas décadas y, luego de permear el continente, lanzaron al mundo en general una paleta musical novedosa que ha sabido consolidar una de las culturas más interesantes y propositivas del presente siglo: el jazz electrónico.
Con su música y textos Amy Winehouse expuso su verdadera alma. Además, con la inestimable ayuda del productor Mark Ronson, hizo converger la elegancia del soul con la poesía callejera y la actitud punk. Su cuerpo parecido al de una niña de 12 años, bajita y flacucha, trasmitía fragilidad. Sin embargo, tal hecho no sólo era físico sino también mental.
Al ir pasando por las salas de la exposición Bowie is confirmo, para mí, aquello de que los humanos somos criaturas que se cuentan historias a sí mismas para entender qué clase de entes somos. Relatos como el de este personaje se convierten en lo que conocemos, en lo que entendemos y en lo que somos y, como en su caso, también en lo que nos convertimos y en lo que tal vez podemos llegar a ser.
Con la nueva obra del Cuarteto de Liverpool de 1966, Revolver (el séptimo de su discografía), se hizo evidente que el rock era un espíritu omnipresente y su presencia lo contemplaba todo. Se expandía por doquier (hacia dentro de la mente humana y hacia otras geografías) y en él cabía lo inimaginable.
Como icono mundial, Bruce Springsteen, siente la responsabilidad, plenamente asumida, de estar a la altura del acontecimiento social que representa; de su propio discurso, planteamiento y convicciones frente a su público (la comunidad rockera), sin dobleces, como desde hace cuatro décadas.
Horace X riega su manifiesto musical con un brebaje de High Energy, hecho a base de un reggae de alto voltaje al que se llega tras las huellas de la ruta celta, por un lado; por la de los vientos de la épica balcánica, por otro, y por las de las voces furibundas del Medio Oriente desértico o del hip hop de la Urbe, así, en general, o del soul, del rock, del ska o de lo que sea.
Se cumplieron 25 años del fallecimiento de Serge Gainsbourg y, a final de cuentas y más allá de los análisis y los homenajes a su persona, queda una certidumbre: sus canciones serán imperecederas. Importa poco lo que sobreviva del personaje. Lo que permanecerá al escuchar sus obras es que en melodías, arreglos y textos uno se volverá inteligente por el tiempo que dure alguno de sus refranes o un par de versos. Gainsbourg se fue (en 1991), pero siempre lo escucharemos en off.
A los 23 años Delmore Schwartz publicó el que sería su texto más famoso: “En los sueños comienzan las responsabilidades”. Y un año después un libro de cuentos con el mismo título. Éste tuvo una excelente recepción en los círculos literarios neoyorquinos y fue considerado uno de los escritores más talentosos del momento junto a John Berryman, Randall Jarrell y Robert Lowell.
John Fogerty (en principio y a final de cuentas el cerebro y alma del grupo Creedence Clearwater Revival) cumplió cabalmente con el precepto artístico de universalizar con sus canciones el viaje interior por el corazón y la música de una geografía humana y pantanera, y su obra vendría a ser la parte sonora de lo ya desarrollado literariamente por Mark Twain y William Faulkner.
La música ha acompañado a las strippers desde la Babilonia mitológica hasta hoy, con todas sus características y tradiciones diversas. Sin embargo, a través del tiempo el acompañamiento sonoro se ha ido especializando y adaptando a la época.
B. B. King había aprendido a tocar en la guitarra casi todo lo que escuchaba a base de intuición y experiencia, lo cual se podía aplicar por igual a los sonidos escuchados Bukka White, que a Elmore James, Sonny Boy Williamson, Lonnie Johnson o Albert King, sus influencias principales; y a los que sólo existían en su mente, ese misterioso lugar que le habría de proporcionar su propio espacio (donde el sonido del Delta se infiltraba en la urbe).
Con el nuevo siglo brotó una diversidad hipermoderna como destino para los hacedores del arte: el vintage. La música aportó con esta vertiente la posibilidad de estar en una escena actual ofreciendo otra de antaño en el mismo espacio, a discreción –entre 50 y 30 años mediante, como mínimo. Dejando al escucha atento la oportunidad de reconocer el tejido original sobre el que se construye lo nuevo.
¿Qué se debía esperar del nuevo álbum de D'Angelo? La respuesta representaría el siguiente paso. Demostraría que maduró tras tres largos lustros y que eso se haría notar. Lo primero que tenía que hacer era no querer ser demasiado perfecto ni pulido, dejar que todo el material tuviera su propia vida. Lo consiguió. El talento del virginiano cuajó de nuevo en una obra maestra: Black Messiah.
El jazz el disco Bitches Brew de Miles Davis y la fundación del grupo Lifetime por Tony Williams, en 1969, por lo general se consideran como el principio oficial de la fusión, que a partir de ahí y hasta comienzos de los años ochenta se le denominaría como "jazz-rock".
Hasta 1967, más o menos, los mundos del jazz y el rock se habían mantenido separados casi por completo. No obstante, conforme el rock se volvió más creativo, incluyente, mejoró el oficio de sus músicos, y al aburrirse del hard bop algunos miembros del mundo del jazz, los dos lenguajes empezaron a intercambiar ideas y, ocasionalmente, a unir fuerzas.
Shadows in the Night, un álbum de caprichoso manifiesto y voluntad estética (de sonido bello y delicadamente triste) será el disco dylaniano del ecuador de su séptima década vital.
En el tercero y más reciente álbum de The Dø lleva por título Shake, Shook, Shaken, una obra que los reafirma como excéntricos entes creativos y los pone en la cima de las agrupaciones que realmente han marcado la ruta de la música popular en lo que va de la última década.
Lo que Justin Townes Earle compone e interpreta es dark americana: un country contemporáneo con el foco puesto, primero, en la autenticidad artística. Esa área donde la sinceridad del músico no trata de exagerar las interpretaciones o las expresiones emotivas.