El rock (a través de sus distintas manifestaciones) nunca ha pretendido sostener una verdadera revolución, aunque en esencia la ha convocado y regularmente exhorta a la insurrección, a lo contestatario, a lo marginal, a ver el reverso de la moneda, a las preguntas desde otro punto de vista. Como todo arte (tanto en lo más conspicuo musicalmente como al ser una cultura viva y en desarrollo), no es más que el reflejo, la expresión de una realidad.